14.12.09

Sé que uno va si “H”, eso es lo que se estila. Aunque digas que me siento el uno como Atila. Cuando la noche me encandila y me descarrila, vuelvo a ser el último de la fila.
Y oscila mi ánimo como un vaivén. Paso de ser un huracán a un maestro Zen. A veces un volcán con el poder de Superman y después ya ven, soy Clark Kent.
Veo el futuro y me creo el rey del imperio. Hasta que leo que dice mi tumba en el cementerio. Enserio, si doy corriente como una la anguila, expira mi pila y me quedo sin un amperio.
Puedo estar en la cima sin nada encima y bien encumbrada mi estimada autoestima, para en picada caer de esa tarima y explotar como la bomba que borro del mapa a Hiroshima.
Y empeoro como el clima, cambio abrigo por blusa y agarro la bajada acelerada en la montaña rusa. Puedo ser perfecto sin excusas.
Soy lo opuesto a lo recto como la hipotenusa.
Bajo y subo. Freno y sigo. Me levanto: Bip bip bip bipolar! Subo y bajo. Sigo y freno. Y me hundo... Bip bip bip bipolar.
Así que de mi no te fíes, tengo más tabúes que hindúes y pakistaníes. Puedo poner los puntos sobre la “ies” y después quedar difunto al esquiar sin esquíes.
Así es de falso mi pensamiento, el que ríe último piensa más lento. Miento si parezco amable y cortés, soy intocable como Eliot Ness.
Hay días que estoy al revés y voy con desconsuelo. Al Infierno en ascensor, en vez de una escalera al cielo.
No me salva Robert Plant ni la suerte de Bugs Bunny. Me visto como Gandhi pienso como Armani.
Pero mis defectos no me acomplejan, el efecto de las penas son dagas que me aquejan. Las veo como marcas en forma vaga y más que cicatrices después me parecen llagas.
Bajo y subo. Freno y sigo. Me levanto: Bip bip bip bipolar! Subo y bajo. Sigo y freno. Y me hundo...
Bip bip bip bipolar!
Down! como un boxeador underground, que nunca pasa el primer round, pero enderezó la proa y fuerte como una boa siente que gano mes peleas que Rocky Balboa.
Un príncipe azul me siento a veces confieso, otras no tan guapo, un sapo mendigando un beso ¿y eso? Un cóctel de aceite y agua, parezco dirigido por Buñuel y Kurosawa.
En ocasiones contesto lo que siento, pero de esos sentimientos enseguida me arrepiento. Entonces es cuando mis respuestas se apilan y flotan en el viento como las de Dylan.
Mis días, desfilan y me fusilan el alma. Días de calma y otras que quieren un arma. Mi karma se desarma como un archivo zip y empieza a sonar mi alarma
bip bip bip.

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