13.9.08

Es que estás llena de sombras y ensombreciste la casa. El nido estaba caliente y acabó por enfriar. A veces duele mentirte la verdad. Es que te veo acovachada, como una fiera acorralada, que solo a mí quiere atacar. El esfuerzo te afea. Solo curvas en la espalda. La vida pierde la gracia para el que olvida celebrar. Y me pedís lo que no tengo, mi bien. Lo que hago no te alcanza. No hay pan que tape el agujero (el de la angustia existencial). A veces me siento cruento al fantasear con tu vida. No pongo de más expectativas de que vayas a cambiar. Y a veces te volvés exigente, esperando magia en mis propuestas. Pero alguna absurda respuesta te vuelve a decepcionar.

Por eso dame, sencillamente, lo que más te guste... y nada más.

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